La dictadura democrática popular se basa en la alianza de la clase obrera, el campesinado y la pequeña burguesía urbana y, principalmente, en la alianza de los obreros y los campesinos, porque estas dos clases constituyen del 80 al 90 por ciento de la población de China. el derrocamiento del imperialismo y de los reaccionarios kuomintanistas se debe principalmente a la fuerza de estas dos clases. La transición de la nueva democracia al socialismo depende principalmente de la alianza de estas dos clases.
La dictadura democrática popular necesita la dirección de la clase obrera, porque la clase obrera es la más perspicaz, la más desinteresada y la más consecuentemente revolucionaria. «Toda la historia de la revolución prueba que, sin la dirección de la clase obrera, la revolución Fracasa y que, con la dirección de la clase obrera, la revolución triunfa. En la época del imperialismo, ninguna otra clase en ningún país puede conducir una verdadera revolución a la victoria. Lo prueba claramente el hecho de que fracasaron todas las numerosas revoluciones dirigidas por la pequeña burguesía y la burguesía nacional de China.
La burguesía nacional es de gran importancia en la actual etapa. Aún tenemos frente a nosotros al imperialismo, enemigo muy feroz. La industria moderna de China todavía representa sólo una parte muy reducida del total de la economía nacional. Por el momento no se dispone de estadísticas fidedignas, pero a juzgar por algunos datos, el valor de la producción de la industria moderna, antes de la Guerra de Resistencia contra el Japón, sólo constituía aproximadamente el 10 por ciento del valor global de la producción de la economía nacional. Para hacer frente a la opresión imperialista y elevar su economía atrasada a un nivel más alto, China debe utilizar todos los elementos del capitalismo de la ciudad y del campo que sean beneficiosos y no perjudiciales para la economía nacional y la vida del pueblo, y debemos unimos con la burguesía nacional para una lucha común. Nuestra política actual es limitar el capitalismo, y no destruirlo. Pero la burguesía nacional no puede desempeñar el papel dirigente en la revolución, ni debe ocupar el puesto principal en el Poder estatal. La razón de ello reside en que su posición social y económica determina su debilidad; esta clase carece de perspicacia y de valor suficiente, y muchos de sus componentes tienen miedo a las masas.
Sun Yat-sen abogaba por «despertar a las masas populares» o «ayudar a los campesinos y obreros». ¿Quién, pues, los va a «despertar» y «ayudar»? Sun Yat-sen pensaba en la pequeña burguesía y la burguesía nacional. En realidad, ellas no pueden hacerlo. ¿Por qué terminaron en el fracaso los cuarenta años de actividad revolucionaria de Sun Yat-sen? Porque en la época del imperialismo, la pequeña burguesía y la burguesía nacional no pueden conducir ninguna revolución verdadera a la victoria.
Nuestros veintiocho años han sido muy diferentes. Tenemos mucha experiencia valiosa. Un Partido disciplinado, pertrechado con la teoría marxista-leninista, que practica la autocrítica y está ligado con las masas populares; un ejército dirigido por tal Partido; un frente único de todas las clases revolucionarias y de todos los grupos revolucionarios dirigido por tal Partido: éstas son las tres armas principales con las que hemos derrotado al enemigo. Ellas nos diferencian de nuestros predecesores. Gracias a estas tres armas, hemos logrado la victoria fundamental. (…) Al resumir nuestra experiencia, podemos condensarla en un punto: la dictadura democrática popular dirigida por la clase obrera (a través del Partido Comunista) y basada en la alianza de los obreros y los campesinos. Esta dictadura debe unirse con las fuerzas revolucionarias internacionales. He aquí nuestra fórmula, nuestra experiencia esencial, nuestro programa principal.
FUENTE: “SOBRE LA DICTADURA DEMOCRÁTICA POPULAR”, En conmemoración del XXVIII aniversario del Partido Comunista de China, 30 de junio de 1949